lunes, 30 de marzo de 2015

La Previa

Y como los buenos partidos de fútbol, esto también tiene una previa.

Empezó con una reunión con la gente de allí. Me presenté un poco antes de la hora, lo último que quería era llegar tarde, y pronto el que sería mi tutor salió a recibirme. Me enseñó en dos segundos el entorno de trabajo de la empresa y me llevó a una sala de reuniones. Allí, con cuenta gotas, se fueron dejando caer los que estarían presentes en la misma. Este es Juan, jefe administración, este es Pedro, responsable de traer el café caliente por las mañanas... Ya sabéis, una batería de nombres y puestos de responsabilidad. Después de aquello nada, la entrevista se mantuvo durante bastante tiempo en un terreno familiar: que cómo era mi vida laboral, que qué tal era el aspecto físico de las suecas, mis preferencias en lo deportivo... Vamos, lo que quieres saber de alguien que va a trabajar allí (de hecho el primer día una de las primeras preguntas fue "¿Alonso o Hamilton?"). De mi trabajo no se me dijo demasiado, simplemente que ya me irían comentando, que primero tenía que conocer la empresa y ya iríamos viendo después qué es lo que tenia que hacer.

Bueno, el ambiente parecía distendido y como por el momento no me habían pedido nada, la situación se mantenía en una espera un tanto incómoda.

Tuve que rellenar los papeles de la beca aquella semana. Al parecer todo el trabajo se gestionaba a través de una fundación de la universidad, la selección había sido un poco arbitraria, de hecho me llamaron para que rellenara los papeles, pero al margen de eso todo correcto, empezaba el lunes. No es que me sintiera yo especialmente contento con éste hacer, realmente. No me parecía justo que se rellenara una plaza de esta manera, pero si protestaba por ello seguramente dudarían de mi currículum. Esas no son las maneras de un buen español.

Durante el tiempo que tuve hasta empezar a trabajar, no deje de mostrarle a mi profesor mis reparos en cuanto a los conocimientos que tenia de cierto área de mi trabajo. En todas estas ocasiones el me respondió que no me preocupara, que contaría con apoyo en lo que necesitara, por su parte y por parte de la cátedra. Sin tener muy claro en que consistía este, supuse, inocentemente, que una vez estuviera metido en ello lo vería.

Los siguientes días los pase algo nervioso. Realmente tenia ganas de que llegara el momento de ponerme a trabajar. Quería ver como era, que tendría que hacer... Suponía, y en esto sí que no me equivoqué, que ya tendría tiempo de desear no ir a trabajar más adelante.

Como último preparativo, le mandé un correo a mi tutor acerca de como iba a tener que ir vestido al trabajo. Me respondió que no me preocupara por eso, que al ser un trabajo mas "indoors" que "outdoors" no había problema con ello. Aunque algo aliviado dada la composición de mi armario, supuse que la camiseta del "Pleasure to Kill" quedaría para el fin de semana.

miércoles, 25 de marzo de 2015

El Comienzo II

Lo cierto es que no encontré mucha razón para haber ido allí, todo lo que me comentó podría habérmelo dicho por teléfono. Pero bueno, para qué perder la oportunidad de pasar más tiempo en mi querida univ... perdón, perdón, creo que si acabo la frase me atraganto verdad.

A grandes rasgos se resumió en volver a decirme el lugar en el que trabajaría, y un poco la labor piloto* que iba a desarrollar allí. Que era capital causar una buena impresión allí y que acabaran contentos, porque aquello se realizaba a través de él a título personal. Me comentó el sueldo, que en su momento me pareció más que interesante (ya entraré en esto más adelante, no estoy descontento del todo igualmente ahora mismo, aunque el entusiasmo es algo menor). Aprovechó para hablar de sus relaciones, enfatizar que era todo a través de él y la cátedra, que llevaba las relaciones con la empresa personalmente con uno de los jefes de allí. De hecho mayormente todo giró en torno a que era muy importante que quedaran contentos, que quizá hubiera la posibilidad de que hicieran una plaza de trabajo allí. O quizá no. Pero de todos modos lo importante, en fondo, era no deteriorar las relaciones que tenía con la empresa, con lo que debía resultar una experiencia laboral satisfactoria.También que era una buena oportunidad para aprender, coger experiencia y seguir abriéndome paso en el mundo laboral. Por último, sorprendente pero no menos importante, me remarcó que debían quedar contentos conmigo. Debe de ser que a pesar de toda la brillantez que se dedicó a repetir cada cierto tiempo hace falta que me repitan las cosas.

Quedamos en estar en contacto, y cuando estuviera resuelto ya me diría. Yo tenía un viaje entre medias, así que no podía ser hasta la vuelta (so pena de perder casi más dinero que el propio sueldo) que comenzara.

La idea era vernos a la vuelta, y a ese efecto a falta de unos días para volver a entrar en el país le mandé un correo. Y otro al día siguiente. Y, sí, por qué no, otro más. Todos obtuvieron su respuesta, por supuesto, pero ninguna un día ni una hora.

Se acabó resolviendo unos días después de volver, algo más tarde de lo que esperaba, pero bueno. Al menos pude dejar escapar un poco los nervios, porque en ningún momento me dijeron que fuera algo fijo al 100%, y en el momento que hubo una fecha se convirtió en algo real, algo sólido.

Y así, hijos (no míos espero), es como me estampé contra una roca.








*Tengo que dejar constancia de la importancia de la palabra piloto. Creo que sería más revelador si pusiera PILOTO. Aunque aún haría más justicia PILOTO. Y no creo que fuera muy descabellado dejarlo en  PILOTO. En fin, imagino que si habéis oído hablar del Costa Concordia os podéis hacer una idea de a lo que me refiero.

martes, 24 de marzo de 2015

El Comienzo

Ya han pasado unas semanas desde que empezara esto, y de hecho, la idea de escribirlo en alguna parte me vino hoy mismo. Una forma de dejar escapar la frustración sin parecer una tetera en el intento. O quizás una forma de comunicar y advertir. Puede que tan solo quiera llamar la atención. E incluso que tan solo tenga ganas de escribir.

Rompiendo un poco con la lógica que aplica la mayoría de la gente, he decidido empezar la historia por el principio.

Al menos un principio relativo, claro. Podría relatar años de universidad, pero quedarían un tanto distantes, y se me olvidarían detalles importantes. Incluso se me olvidarían detalles divertidos. Sí, definitivamente no podría hacer esto sin el humor.

Todo empezó con una moderadamente ilusionante charla con un profesor, con los años aprendes a mantener bajas tus expectativas con respecto a la mayoría, que no todos, de esta profesión. Ello derivó en mandar mi relativamente escueto currículum a su dirección de correo electrónico, y olvidarme del asunto durante unos meses que pasé entre la universidad y un buen puñado de actividades de ocio a las que por gusto y por no tener medida he ido acumulando. La vida siguió, como siguen las cosas que no tienen mucho sentido. Hasta que un día me llaman por teléfono. "Mira, alumno X (o XY, si lo preferís), resulta que me han llamado de una empresa para una beca, y pensé en ti para ella porque das el perfil, ¿vienes un día por el despacho y te lo comento con más calma?". Y sí, todo sonaba bien, como ya comenté antes, pero se empezó a torcer bien pronto.

De lo primero que me dijo, o que saqué en claro, es que realmente no pensó en mí. Pensó en mí después de que a la primera persona que había llamado le surgiera algo mejor, claro. Eso sí, le salía bastante natural todo eso de deshacerse en lisonjas, y realmente, a pesar de no ser el primero, la oferta me parecía bastante buena. Supongo que en ese sentido es un poco como el sexo.

[... Continuará...]

Breve introducción al caos

Y empezamos otra vez. Un nuevo blog, una nueva historia efímera, ¿o no?

Esta vez lo presentaré y me presentaré un poco a la vez, no del todo.
Digamos que tengo la dudosa suerte de estar estudiando en una universidad española, y llevo varios años ya conviviendo con este nuestro querido plan Bolonia. He disfrutado de clases que no deberían ser obligatorias y lo son, criterios de evaluación que varían, guías docentes inexistentes o atrasadas... Porque sí, ser de primera generación en tu universidad es una delicia, lo mires como lo mires. A los profesores no les gusta el nuevo plan, a los alumnos antiguos no les gusta el nuevo plan que les va pisando los talones, y a ti te tiene que gustar sí o sí, como las lentejas de tu madre.

También tengo la suerte, esta vez sí que pensaba que era así, de que gracias a un profesor-político (con más madera de lo segundo que de lo primero) me concedieran una beca de formación en una empresa, que además me permite ir media jornada e ir a clase. Y cobrando, nada menos (las cifras las dejaremos para otros detalles). A grandes rasgos: formación, experiencia y cobrar suena como de lo mejor que puede pasarle a un estudiante. Ver algo de eso que algunos dicen que existe, llamado dinero, es una perspectiva bonita se mire como se mire.

Peeero, y como siempre, hay un pero, estamos en España, Españistán para los amigos. Donde todos podemos pero nadie hace, así que la idea es, con un toque de exageración (o no, quizá no hagan falta ni hipérboles), contar mis experiencias en clave de humor, escritas en el tiempo libre que me invento para no dormir bien.

Quiero pensar, dejando esto como última reflexión, que de aquí a unos años podré leer esto y decir: cuánto hemos avanzado, pero siendo un poco más realista, creo que me conformaré (y hasta con un cierto alivio) de haber avanzado yo. Quién sabe, quizás entonces haya otra historia que contar, mientras tanto, mi historia es esta.